Introducción.
La conferencia transcrita se puede leer en su totalidad en
este enlace
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Hoy las condiciones para desarrollar una educación propia siguen siendo una lucha de las catorce nacionalidades originarias que habitan el territorio que hoy llamamos Ecuador. Con momentos más o menos tensos, de repliegue o de negociaciones que parecen avances, las educadoras comunitarias e interculturales aún ponen en el centro de sus demandas la autonomía como condición fundamental para la toma de desiciones sobre el currículo
y una administración comunitaria de la escuela, que no ha sucedido, sino de manera excepcional o de manera anterior a la rectoría estatal.
Por esta razón pensamos que recordar momentos y discursos de esas luchas pudieran ayudar a ganar perspectiva sobre las nuevas concesiones que el Estado ofrece actualmente. En esta revista traemos de vuelta la conferencia del padre Managón miembro del Sistema de Educación Experimental Intercultural del Cotopaxi que fue compartida en el primer encuentro de la red de educadoras Mushuk Away en el 2014. Este encuentro tuvo como promotoras a José Maria Vacacela y Maria Gabriela Albuja, quienes invitaron a una reflexión colectiva
a raíz de la clausura de la emblemática escuela intercultural Inka Samana en Saraguro que ellos dirigían.
Las palabras de Manangon abrieron aquel encuentro y plantearon entre lineas la pregunta sobre si es posible un tercer espacio que no fuera la precaria clandestinidad pero tampoco
la rectoría de un Estado que homogeniza los contenidos, las metodologías, estándares y formas de evaluación alejándolos de la pertinencia local.
En esta introducción nos hemos permitido sumar unas breves informaciones que creemos ayudarán a valorar la vigencia de la discusión que propone Mangon, Además hemos atravesado una preocupación que pudiera parecer de un campo ajeno como es la educación artística, y es que junto al creciente interés por la educación, la colaboración y lo comunitario en las prácticas artísticas resulta sospechosa la falta de atención sobre las disputas políticas que se juegan en torno a estos conceptos.
Como educadoras que provenimos del campo de las artes y la mediación cultural creemos que es necesario definir una posición que supere el gesto de apropiación que hacen los artistas de las estéticas y discursos educativos y comunitarios, enfrentándonos
a una dimensión de nuestro trabajo tejida con la misma reproducción de la vida y el autogobierno. De esa manera las preguntas se hacen más precisas: ¿cuáles son las herramientas que proviniendo de la tradición de la educación comunitaria e intercultural podemos aprender para el campo de las artes y la mediación cultural? ¿qué des-aprendizajes implican el uso de esas herramientas frente a la historia colonial de la educación artística? ¿qué alianzas están pendientes entre nosotras artistas, educadoras de arte y mediadoras culturales con las educadoras populares, comunitarias e interculturales? ¿Cómo esas alianzas pudieran afectar a nuestras instituciones educativas y culturales?
Una breve línea de tiempo sobre el desmantelamiento de la educación intercultural bilingüe.
En 1989 la confederación de nacionalidades indigenas consiguió que el Estado reconociera la educación intercultural y bilingüe como parte de los derechos colectivos y le concesionaria al movimiento indígena un rol administrativo de las escuelas indígenas dentro del sistema público. Unas escuelas que no eran nuevas, que no aparecieron con la concesión del Estado, sino que tenían una trayectoria larga, auto-gestionada, muchas veces funcionando de manera clandestina en haciendas y comunas, influenciadas por el sindicalismo socialista (1930) o -más tarde- por la teología de la liberación (1970).
En el año 2009 el gobierno cierra la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe (DINEIB) e inicia la desaparición de escuelas indígenas y comunitarias. Esta operación fue justificada mediante la idea de alcanzar estándares de calidad internacional promovidos por instituciones como la ONU, UNESCO o
PISA (internacional programme for international student assessment) en donde la infraestructura, el acceso y la tecnología han sido indicadores privilegiados.
El desmantelamiento de la DINEIB también se justificó diciendo que se requiere hacer transversal el enfoque intercultural a todo el sistema educativo y no solo para las escuelas indígenas. Lo cierto es que -no casualmente- las primeras escuelas indígenas en ser cerradas estuvieron ubicadas en comunidades en resistencia a proyectos de minería y extracción petrolera (Sarayaku o Saraguro).
A pesar del atentado que significó estas acciones de gobierno y de lo discutible de sus justificaciones, la declaración de transversalizar el enfoque intercultural a todo el sistema educativo servía para desafiar (teóricamente hablando) a la universidad pública ¿cómo puede la universidad pública asumir un enfoque intercultural sin despolitizar el proyecto? ¿cómo se hace esto en la práctica educativa?
¿que significa esto en términos curriculares? estamos hablando de escuelas de arquitectura, de medicina, de derecho, y también escuelas de artes que según el proyecto debían enfrentarse, asumir un lugar de dialogo con otros saberes y prácticas, otras historias, otras tradiciones epistemologicas. ¿Podría ser esto un movimiento inicial hacia la descolonización del currículo?
Estamos lejos de que esta coyuntura realmente sea productiva, en principio, porque iniciar un diálogo tan interesante requiere de que los grupos comunitarios tengan autonomía sobre su programa educativo y esa es una condición indispensable que no se ha dado aún. Sin embargo, nos ha servido para hacer un ejercicio de imaginación ¿qué podemos aprender de estas luchas, de la práctica educativa de las escuelas indígenas para una descolonización del currículo en el campo de la educación artística?
1.
En el 2005 el Ecuador suscribió la Declaración de Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, entre las metas planteadas estuvo: lograr una escolaridad básica uni-versal lo que para Ecuador significó poner énfasis en la incorporación de los sectores rurales (mayoritariamente indígenas) al sistema escolar público.
2.
En el 2009 el gobierno cerró la Dirección de Educación Intercultural Bilingüe (administrada con cierta autonomía por los movimientos indígenas desde 1989) acusándola de ineficiencia e incompetencia frente a los estándares internacionales y de reproducir un modelo de “pobreza”. Este hecho supuso el retorno del control estatal sobre los modelos y currículos educativos, la administración de la infraestructura de las escuelas indígenas (muchas de ellas construidas por las propias comunidades) y también supuso la implementación de un modelo basado en meritocracia para designar puestos clave en varios ámbitos de la educación indígena en donde antes prevalecía como criterio: la relación que mantenía el profesor con el movimiento político y su relación con las comunidades.
3.
Entre el 2009 y el 2016 el gobierno planificó construir 300 “Unidades Educativas del Milenio y ampliar la infraestructura de 200 escuelas ya existentes. el proyecto se promocionó como una inversión en arquitectura y tecnología inédita en la educación
foto. Escuela del Milenio, fuente revista Plan V.
nacional; la imagen de pizarras digitales y laboratorios en zonas rurales circuló
ampliamente por los medios de comunicación (justificando – ocultando la tensión entre Estado y comunidades indígenas)
Las unidades educativas del Milenio son edificios pensados para concentrar hasta 1000 niños provenientes de territorios y comunidades dispersas. Hasta la fecha solo se han logrado financiar 51 escuelas de este tipo.
4.
En el 2011 el Ecuador declaró haber cumplido con el objetivo educativo del plan del milenio de la ONU. Superando la tasa de 95% de matriculas en la escolaridad básica. Además se dijo “El Gobierno nacional ha superado una discriminación histórica, ya no hay una diferencia entre niños mestizos, indígenas y afrodescendintes dentro del sistema educativo ecuatoriano” (Secretaria de Nacional de Planificación y Desarrollo 2015).
5.
En el 2014 el Ecuador ingresó al sistema de evaluación PISA (internacional programme for international student assessment), que evalúa de manera estandarizada el conocimiento de los estudiantes y genera rankings de calidad entre instituciones educativas en todo el continente.
6.
En el año 2014 el Ministerio de Educación declara que existen 19.023 establecimientos educativos dispersos en el territorio de manera desordenada y sin criterios técnicos y propone el plan de reordenamiento con la meta de reducir este numero a 5.189 establecimientos para el año 2017, los mismos que contarían con infraestructura de calidad, planta docente idónea, bajo el modelo “unidad educativa del milenio”
7.
Hasta el 2016 el Estado habría evaluado, desde un estándar de calidad competitividad internacional, a 5.771 escuelas en su mayoría escuelas comunitarias, interculturales bilingües, unidocentes, indígenas y de modelos de pedagogía no-directiva, en donde estudian cerca del 44% de la población estudiantil del Ecuador.
8.
Hasta el año 2017 se habrían cerrado 1.997 de estas escuelas. Mientras que las organizaciones sociales denuncian penalmente al gobierno ecuatoriano ante la Corte Penal Internacional de la Haya por Genocidio Cultural y lingüístico.
9.
El cierre de escuelas interculturales se ha justificado desde el relato estatal como un avance hacia un modelo de competencia internacional y como un intento de hacer transversal el enfoque intercultural a todo el sistema educativo (y no solamente para las escuelas indígenas), aunque aún no se haya establecido procesos de capacitación, ni plazos claros para esta operación que incluye la educación universitaria.
En esta coyuntura, las escuelas de arte a nivel universitario se han visto desafiadas a pensar ¿que implicaría un currículo de educación artística en términos interculturales?
10.
Mientras escribimos este documento, el gobierno anuncia la firma de un decreto para crear la Secretaria y restituir el Sistema de Educación Intercultural Bilingüe para los Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Ecuador. Una operación política que es celebrada ampliamente al mismo tiempo es vista con cautela por algunos sectores que se preguntan por los aspectos más concretos que implicaría una autonomía curricular.
Mientras tanto, ninguna escuela de arte de nivel universitario ha generado un propuesta práctica de currículo intercultural para la educación artística.